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miércoles, 17 de diciembre de 2014

RECONEXIÓN: UN PUENTE ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA

El trabajo con las energías cosmotelúricas es materia delicada, pues muchos aspectos energéticos, como el orgón, son difíciles de medir directamente por procedimientos convencionales y utilizando aparatología electrónica. Los seres humanos estamos anclados a la razón y ésta nos inclina a pensar, de un modo limitante, que únicamente existe aquello que nuestros cinco sentidos básicos pueden percibir, principalmente el tacto y la vista, a pesar de ser conscientes de que tenemos otros sentidos, como el kinestésico, que también es un sentido muy "terrenal", al que no tenemos costumbre de poner atención. Desgraciadamente, este hombre moderno está tan culturizado que es incapaz de pensar fuera de la caja, entendiendo por caja el convencionalismo cultural o paradigma dominante de su ámbito de conocimiento, de modo que es habitual que el común mortal, en un alarde de inteligencia, haga el siguiente comentario ante cualquier alternativa al convencionalismo imperante "... si eso fuera cierto, saldría por la TV" o algo por el estilo. En realidad, si la humanidad ha evolucionado algo es, fundamentalmente, por haber salido de esta caja y no por permanecer en ella, lo cual pone de relive que dentro de la caja no hay NADA QUE INTERESE a quienes buscamos la verdad. La caja es un contenedor estanco al que únicamente se incorpora aquello que es coherente con su contenido y su contenido está estancado y muerto. Es necesario trascender la caja, superar sus límites y, ojo, no digo negar, sino trascender.



El hombre se diferencia de otros cuadrúpedos por su postura erguida, planta sus piés donde el resto apoya las uñas o la punta de sus dedos, tiene la columna vertebral en posición vertical, como una antena, y la cabeza en la parte más alta del cuerpo, de modo que funciona eléctrica y energéticamente como una eficiente antena, emisor-receptor de energía entre la superficie del planeta y el cosmos. Esto no puede ser casual, de hecho el desarrollo de la inteligencia humana tiene mucho que ver con ello y, desde una perspectiva bioelectomagnética, también resulta trascendente. Es comprobable que entre nuestra cabeza y nuestros pies existe una diferencia de potencial y que el agua de nuestro organismo, cargada de sales minerales, es un excelente electrolito, por lo que parece razonable pensar que esta función de conductor tiene un sentido biológico, al menos, como todos los animales y otro de una naturaleza, digamos, más "misteriosa", aunque evidente relacionado con la conexión cielo-tierra. 



También sabemos que existen multitud de fenómenos físicos que producen campos electromagnéticos y que nuestro biocampo interactúa con ellos. Por ejemplo, si nuestra ropa entra en fricción con un material aislante, el rozamiento genera una carga eléctrica estática. Si nos aproximamos a un motor eléctrico o a un campo eléctrico, este campo interfiere con el nuestro y nos transmite carga eléctrica, si pasamos bajo una línea de alta tensión (o sobre ella, que es peor) nos cargamos eléctricamente; si usamos (o, aunque no lo usemos) el teléfono móvil, las microondas que utilizan las transmisiones de telefonía nos cargan eléctricamente; si utilizamos una lavadora, una batidora, una cocina de inducción o vemos la televisión, nos cargamos eléctricamente; si el cabecero de nuestra cama tiene enchufes o interruptores de luz, que es lo habitual, o si tenemos un despertador electrico o el transformador del móvil a nuestro lado mientras dormimos, nos cargamos eléctricamente, incluso si el que lo hace es nuestro vecino, ya que los materiales de construcción son transparentes a las ondas electromagnéticas... y podríamos seguir. Existen personas extremadamente sensibles a estas influencias, lo cual, aunque es una gran molestia en sus vidas, no deja de ser también una garantía de seguridad respecto de los que no somos sensibles y las padecemos sin ser conscientes de ello.

INFORMACION SOBRE ELECTROSENSIBILIDAD
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El porqué nos cargamos con todas estas influencias externas resulta evidente. La respuesta es que no podemos transmitir la carga electrica a ningún otro lugar porque estamos aislados por nuestra ropa, llena de fibras sintéticas, y por la suela de goma de nuestro calzado, fundamentalmente. Existen otras razones que deberían preocuparnos si las anteriormente expuestas no lo hacen y tienen que ver con los procesos inflamatorios del organismo. La inflamación, muy resumidamente, es una función de respuesta inmunológica que tiene como objetivo destruir y eliminar patógenos y células indeseables de nuestro organismo, es decir, es una función necesaria y benéfica para nuestra salud, en principio. El problema es que no se trata de una función inteligente sino de una respuesta de tipo electroquímico que obedece a un estímulo. Normalmente, este estímulo se produce en circunstancias en que la intervención es requerida para sanarnos y, en este caso, se denomina inflamación aguda... pero, existe otra respuesta inflamatoria, llamada crónica, que se produce como respuesta inmunológica a una supuesta agresión y cuyo carácter de persistencia es tremendamente perjudicial para nosotros, pues se convierte en una respuesta autoinmune, es decir, combate el organismo en lugar de sanarlo.
 

Pero ¿tiene esto algo que ver con la arquitectura? os estaréis preguntando. Tiene y mucho, con la arquitectura y con ciertas costumbres y hábitos que debemos reconsiderar. Así que, paciencia.Veamos qué ocurre con este tipo crónico de inflamación y sus consecuencias.


El contacto con la tierra ha sido tradicionalmente usado como medio de sanación en las culturas indígenas.

El origen es de naturaleza electroquímica. Los leucocitos especializados del sistema inmune generan y transportan sustancias cargadas positivamente (carentes de electrones) a las zonas dañadas o agredidas (por ejemplo, una herida). Éstas sustancias se denominan radicales libres y se encargan de destruir la materia orgánica con la que entran en contacto por una reacción electroquímica programada. Normalmente este proceso es selectivo y localizado, pero si nuestro campo electromagnético se vé alterado de tal manera que nos vemos cargados positivamente, de forma artificial, la respuesta bilógica del sistema inmune es automática y nos ataca indiferenciadamente, causando un deterioro progresivo del organismo, envejecimiento prematuro y exposición a todo tipo de enfermedades. Por supuesto, el empleo de fármacos antiinflamatorios en estos casos, sólo hace agravar la situación y añadir toxicidad al problema. No entraremos en una explicación técnica y pormenorizada del proceso y espero que lo anterior sea suficiente para entender lo poco que nos interesa estar en una situación de inflamación crónica motivada por acumulación de carga eléctrica positiva.


La solución mas inmediata y fácil a este problema es la siguiente. Conectarse a tierra. Simplemente, pruébalo!

Para más información sobre earthing.



Si estudiamos un poco nuestro entorno cotidiano, los materiales que nos rodean y con los que estamos en contacto permanente ¿qué conclusión podremos sacar?.

  • ¿Son materiales artificiales o naturales ?
  • ¿Son aislantes o conductores?
  • ¿Tienen superficies rugosas o lisas?
  • ¿Tienen salientes, picos, ángulos vivos, resaltes, rincones ó son formas curvas, ergonómicas y redondeadas?
Resumidamente, el primer grupo, no inteesa.

Por tanto, el diseño de nuestros edificios deberá contemplar esta circunstacia, de modo que favorezca en cada momento la descarga de electricidad estática de nuestro cuerpo, de todas las instalaciones y aparatos que existan en él y de todos los materiales y elementos de mobiliario que lo constituyan o contenga.

Este cambio de enfoque, debe hacerte consciente de que, independientemente del coste que tengan, hay materiales que no debes utilizar. Por ejemplo, no utilices laminados como pavimento si no están conectados a tierra con un sistema eficiente, están barnizados con un producto sintético, como el poliuretano, ó tienen acabado plástico, incluso una madera noble barnizada no es apta en nuestro caso. No utilices pintura plástica en los revestimientos, moquetas acrílicas ni materiales con revestimiento sintético. No lo hagas o provocarás que tus clientes enfermen. 



Caminar descalzo sobre una superficie húmeda, como la hierba o la arena de la playa, no sólo nos conecta eléctricamete a tierra, también tiene un efecto terapéutico al activar las zonas reflejas del pié, que asocian estas terminaciones nerviosas con los órganos internos y diferentes sistemas energéticoa del cuerpo. Por tanto, un hábito saludable será caminar descalzo o con calcetines de algodón o lana sobre un pavimento conductivo, como tierra, cerámica, hormigón pulido, piedra natural o madera de alta densidad tratada con aceite. Si tenemos alfombras habrán de ser de piel, lana natural, fibra vegetal, lino o algodón, nunca de material sintético. Los paramentos deberán ser cerámicos, de madera de alta densidad, cemento, cal o yeso y pinturas orgánicas o al temple, nunca plásticas.

La calefacción por suelo radiante, si es eléctrica, es nefasta, si lo es por agua en tubo de polietileno es menos mala, pero hay que tener en cuenta que el agua en movimiento activa las redes geomagnéticas y eso no nos interesa. El único suelo radiante que recomiendo es el que funciona por aire caliente, la famosa Gloria castellana, de origen romano según tengo entendido que, además, contribuye al funcionamiento bioclimático del edificio si se gestiona adecuadamente como intercambiador de calor en el sistema de ventilación.


El edificio, no sólo deberá tener conectada a tierra su estructura, sino disponer de una red de conexión a tierra con tomas disponibles en todas las habitaciones, donde deberemos conectar todo chisme eléctrico junto al que debamos permanecer cierto tiempo, sobre todo, por la noche. Esta instalación puede disponerse sobre la altura del rodapié y tendrá varios puntos de contacto a la red vertical de TT. Con esta disposición conseguiremos equilibrar el potencial electrico en la base de muros y tabiques y evitar, por tanto, la presencia de humedades por capilaridad, como efecto residual. Por otro lado, es importante que aquellos elementos de mobiliario que utilizamos durante un tiempo prolongado, estén conectados a tierra. Por ejemplo, el asiento de trabajo o la cama, ésta última, sobre todo si tiene estructura metálica. Por supuesto, hay que evitar los emparrillados metálicos no conectados a tierra, como los colchones de muelles. Introducir los pies en agua fría (con el desagüe abierto o en un recipiente conectado a tierra), caminar descalzo, etc elimina la carga estática que acumulamos y equilibra nuestro estado energético y eléctrico, como medidas básicas a introducir en nuestras rutinas diarias.

Otra forma de adquirir electrones para equilibrar la sobrecarga estática positiva, si no disponemos de la posibilidad de conectarnos a tierra, ó además de ello, es cargando la atmósfera que nos rodea de electrones libres de forma artificial, si bien esto requiere utilizar un aparato eléctrico adicional a lo muchos que ya tenemos y eso no es lo que pretendemos. Sin embargo es mejor utilizarlo que estar enfermo o expuesto a enfermedades contínuamente.
 
Los centros de trabajo y los lugares con mucha electrificación son aquellos en los que este tipo de aparatos debieran ser obligatorios. Hablamos de los ionizadores. Además, dado que funcionan con agua, puede añadirse la aromaterapia a sus funciones ya que la mayor parte de los aceites esenciales tiene efectos bactericidas y sirven para depurar ambientes cargados. Estos dispositivos son de uso común en hospitales y centros de salud. También se utilizan para tratar el agua de las piscinas y en las purificadoras de agua, aportando cualidades terapéuticas a este elemento.



La conexión a tierra del edificio tiene otros muchos beneficios menos evidentes pero igualmente benéficos, relacionados con la geometría sagrada, por ejemplo, que exceden la pretensión del presente artículo pero no debemos olvidar. Debemos tener siempre presente que en el universo todo está interconectado, todo está en contínuo cambio y todo se comunica entre sí. Entender estos tres principios es básico para integrar otros conocimientos y experiencias.