De todos los métodos de construcción natural o bioconstrucción, tal vez, la técnica de canyaviva sea la más versátil, entretenida y de acabado más orgánico de todas las que conozco. Digo, tal vez, únicamente porque, a pesar de haberse convertido rápidamente en objeto de culto para los amantes de la construcción ecológica, su irrupción en la escena constructiva ha sido tan reciente que, desafortunadamente, aún no contamos con el juicio del único testigo que nos permitiría confirmar sus bondades, el tiempo.
De momento, las cosas se están haciendo bien, muy bien, estableciendo protocolos y riguorosos sistemas de ensayo en la Cátedra de Estructuras de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, entre otros, ciudad donde se ha instalado la base de operaciones de los creadores de este sistema. Incluso, se está desarrollando un software específico para el cálculo de estructuras en este material. Los resultados, en todos los aspectos, son tan prometedores que auguro una inminente CANYAMANÍA entre el sector de arquitectos y usuarios próximos a las tesis bioarquitectónicas que, dicho sea de paso, somos un colectivo creciente y entusiasta.
Nueva información referente a los resultados de los ensayos anunciados (en catalán) en el Nº46 de Quaderns d´estrutures pg 38 y siguientes.
Nueva información referente a los resultados de los ensayos anunciados (en catalán) en el Nº46 de Quaderns d´estrutures pg 38 y siguientes.
Cuando alguien oye hablar de Jonathan Cory-Wright, ideólogo y precursor del método, y sus hazañas termina pensando ¡este tío es la caña! Estas estructura que utilizan muchas técnicas de atado procedentes de la náutica, recuerdan los haces vegetales con que algunos indígenas del Pacífico construyen embarcaciones y edificios sólidos y resistentes, de forma tradicional, superando las imposiciones de los estándares tecnológicos actuales. Otro antecedente podrían ser los Mudhif, unas construcciones abovedadas realizadas con juncos en la desembocadura del rio Eúfrates. El material vegetal más utilizado es la caña común o Arundo Dónax una especie herbácea que adquiere un tronco leñoso de gran resistencia a partir del segundo año de crecimiento, con suficiente longitud como para formar haces flexibles que pueden ser doblados en varios planos simultáneamente, cubriendo grandes luces y adquiriendo rigidez y resistencia al ensamblarse y arriostrarse entre sí.
Proyectos estudiantiles de Jonathan en la Barlett School of Architecture en 2004
Inicialmente, John empezó ensayando con su equipo esta técnica en Almería, agrupando mazos de cañas en el lecho del rio y creando estructuras de cañas vivas, de ahí su denominación. Posteriormente, con ocasión de la Exposición Internacional de Zaragoza en 2008, Ricardo Higueras, el arquitecto del edificio Faro de la Expo, se puso en contacto con el equipo de cañaviva con la propuesta de crear una pérgola alrededor del edifico que proporcionara sombra en verano. Dado que dicha instalación requería cañas cortadas surgió la necesidad de resolver este problema. Así, empezaron a plantarse los primeros haces de caña cortada, fruto de la colaboración con Ricardo, a base de ensayo y error, y que constituyen la base de la técnica actual que ha sido contínuamente mejorada con el paso de los años.
Os dejo estas simpáticas imágenes y vídeos de archivo de aquella época.
Las características que podrían asociarse a este sistema serían economía, ecología, ligereza, flexibilidad, rapidez y versatilidad pero ¿estaría la durabilidad entre sus cualidades? Aparentemente, esta cuestión se haya en cuarentena esperando que el tiempo dictamine y, mientras tanto, la mayoría de las "instalaciones" que se realizan con esta técnica son consideradas como de carácter temporal o efímero, ya que el material con que se fabrica se degrada bajo las inclemencias meteorológicas, sol, humedad, ataque de insectos xilófagos, etc pero ¿existe algún sistema para hacer estas estructuras más duraderas? y, sobre todo ¿existe alguna garantía de durabilidad que pueda eludir a las pruebas empíricas con el paso del tiempo? La forma tradicional de proteger la caña es recubrirla con una capa (o varias) de barro o adobe, de forma que impidamos que las agresiones externas puedan atacar directamente el material. En principio, estas estructuras se encuentran bajo observación y con cierta cautela se reservan las posibilidades de utilización como construcción definitiva (oficial) a la espera de resultados favorables.
Tenemos la experiencia del pabellón de la Expo de Zaragoza, obra de Ricardo Higueras (vástago de nuestro apreciado Fernando quien, sin duda, observará curioso desde hallá donde se encuentre). Desgraciadamente ya no existe porque su carácter de arquitectura efímera, las urgencias de construcción y el plazo de terminación impidió que la obra fuera realizada con las condiciones que garantizasen su durabilidad y recientemente hubo de ser demolida, junto con su hermosa pérgola perimetral al ceder parte del cerramiento por filtración de humedades. Este edificio, al ser tan emblemático, ha generado cierta desconfianza en el sistema, a mi modo de ver, injustificada. Pero, ya sabemos que hay hechos que acarrean consecuencias sin considerar las circunstancias que los acompañaron.
Lo cierto es que, cuando uno se entusiasma con un sistema, lo quiere utilizar ya y no esperar 20 ó 30 años a ver cómo se comporta este material ¿no es cierto? En realidad, las opciones que proporcionaría este sistema a los arquitectos y, en mi modesta opinión, el enorme beneficio que ello supondría para el conjunto de usuarios sería tal que merece la pena reflexionar unos instantes sobre este aspecto y preguntarnos si, efectivamente, corremos un riesgo al emplearlo en construcciones de carácter permanente o, tal vez, no tanto. Mi tesis se decanta claramente por la segunda opción y se fundamenta en lo siguiente. En primer lugar, el barro o tierra cruda posee unas acreditadas características de durabilidad y protección pues lleva utilizándose desde que el hombre empezó a construir edificaciones de carácter permanente ( y, de esto, hace más de 20 años, al menos, 5.000 de lo que tengamos restos actualmente) por tanto, no se trata de una técnica que no valga (la protección con barro), sino de una técnica, evidentemente, mal aplicada en el caso del edificio citado anteriormente. Por otro lado ¿es la caña un producto mas perecedero que cualquier otro material leñoso? y ¿existen experiencias anteriores de su utilización protegida con barro? La respuesta es que sí, la caña se ha utilizado tradicionalmente en la construcción con adobe y podemos comprobar que, si ha sido aplicada la técnica correctamente, pasados 100 ó 200 años, cuando demolemos el edificio, aparece intacta dentro de sus muros. Por cierto ¿existían los productos impermeabilizantes hace tanto tiempo?
Por otro lado, analicemos qué es el barro. Se trata de un compuesto natural a base de arena y arcilla, básicamente al que, en el caso del adobe, se añade fibra vegetal para absorber tensiones por los cambios de humedad. Todo depende, por tanto, del tipo de arcilla que estemos utilizando. Así, la arcilla que es muy expansiva, también es muy contractiva y ya sabemos que la contracción y las fisuras van de la mano. Las fisuras permiten que la humedad acceda al interior de los cerramientos y el binomio madera + humedad no suele dar buen resultado en términos de durabilidad. Por tanto debemos, en primer lugar, evitar el empleo de terrenos cuyo componente de arcilla sea muy expansivo y, además, utilizar un producto para evitar las fisuras de retracción, como la fibra vegetal. Por supuesto, no está de más utilizar un hidrofugante de base acuosa y añadir un tratamiento de acabado resistente al desgaste, como los productos a la cal. La arcilla es un material sedimentario que procede de la descomposición de algunas rocas, por lo que dependiendo del material madre que lo originen así será su composición y propiedades. Pero todas ellas tienen un alto contenido de silicatos y una estructura especial en sus partículas que hacen que adquieran gran cohesión en presencia de agua. En general, todas las arcillas tienen ciertas "misteriosas" propiedades terapéuticas, entre las que se encuentran, como más interesantes para la construcción, que son fungicidas y bactericidas, es decir, un conservante excepcional para la materia orgánica y, concretamente, la madera. Además, aunque no vamos a entrar en ello, posee propiedades bioenergéticas, permite una conexión directa con la tierra, al ser del mismo material y tiene una elevada fractalidad estructural lo que permite generar espacios de alta capacitancia eléctrica, beneficiosos para la vida.
Por tanto, nos encontramos ante un sistema constructivo que posee una capacidad de desarrollo formal muy amplia, resistencia, durabilidad, economía y respeto por el medio ambiente. Por otro lado, esta técnica, si bien requiere ciertos conocimientos, una vez adquiridos y asimilados estos, se vuelve amable y fácil de realizar. Mi propuesta es clara ¡utilizémosla!
Recientemente, he tenido ocasión de colaborar en un taller organizado por Marta Denegri en Madrid, una joven arquitecta muy involucrada en los proyectos de Canyaviva, junto a un encantador grupo de voluntarios que han realizado la compleja tarea a la perfección bajo sus pacientes y sabias instrucciones en la Huertaula de Cantarranas en la madrileña Ciudad Universitaria.
Como muestra, os dejo el relato gráfico de las tareas realizadas, gentileza de Miguel Fresno.
IMÁGENES DEL TALLER DE CONSTRUCCIÓN EN CAÑA
VIDEOS DEL TALLER DE CONSTRUCCION EN CAÑA
RESUMEN DE LA TECNICA
Las cañas que se recolectan son aquellas que tienen más de dos años, por tener su parte leñosa más gruesa y resistente, de un color verde amarillento. Las distinguimos de las jóvenes porque tienen ramas con hojas y aquellas, no. Entonces descartando aquellas cañas que no tienen ramas y que están secas o rotas, las arrancamos desde su base, flexionando y tirando de ellas hacia fuera. Este sistema es el adecuado para sacar la caña entera y permitir que, en el punto que hemos quitado la caña, crezca otra nueva. De otra forma, si cortamos la caña por su base, no podrá salir una nueva y el cañaveral se extenderá en superficie, algo que hay que considerar pues se trata de una especie invasiva que se reproduce por extensión de sus rizomas. A veces, crecen demasiado juntas y no hay más remedio que cortarlas para poder trabajar.
Una vez cortadas, las cañas se deben seleccionar por tamaños y limpiar de hojas y nudos, existiendo cinco tamaños en función del diámetro de su base T5<15mm, T4 hasta 20mm, T3 hasta 25mm, T2 hasta 30mm y T1, el resto hasta, aproximadamente, 35 mm. Siempre debemos recolectar un número superior de cañas a las necesarias para los haces, ya que no todas servirán después y, además, hay elementos auxiliares adicionales en los que utilizaremos todo lo que sobre.
Los haces se hacen partiendo de un núcleo central de siete cañas iguales en tamaño y rotación, con una en el centro, debiendo construirse cada parte del par de haces con grupos de cañas de rotación contraria. Posteriormente se procede al atado del núcleo, regruesado con nuevas cañas, y al añadido de cañas, a partir del primer metro de longitud para mantener constante el grosor del haz, ya que las cañas van mermando en diámetro según su altura crece. El añadido se realiza con un número de cañas igual al número del tamaño que se utiliza por cada metro de longitud, añadiéndose progresivamente, equidistantes y siguiendo la rotación natural del haz principal.
Los últimos tres metros del arco son los "dedos", es decir, los haces se dividen en dos partes que terminan en punta, a modo de dedos o lengua bífida, de forma que pueda esta columna ser ensamblada con su par, formando un haz de cuatro dedos contrapuestos. Para que todo case, hay que estudiar la curvatura natural de cada elemento del par de haces que vamos a unir y dividir los dedos de un haz en vertical y los de su par en horizontal. Esto va a dar la curvatura natural del arco, aquella que permitirá realizar el curvado sin roturas. Las técnicas de anudado son muy importantes, utilizándose materiales vegetales y nudos náuticos, resistentes y fáciles de remover. Una vez anudado el par de haces, procedemos a su curvado previo replanteo en el suelo de la forma del arco. Poco a poco, si hicimos bien el trabajo, las cañas van deslizando unas sobre otras y el conjunto adquiere la curvatura sin roturas significativas que mermen la resistencia de la estructura.
La técnica de plantado puede ser muy simple y económica o más compleja, en función de la durabilidad que le exijamos a la estructura. Finalmente, el arriostramiento, atado y cubrición son los trabajos que darán límites al espacio y el nivel de acabado que se desee.
VIDEOS DEL TALLER DE CONSTRUCCION EN CAÑA
RESUMEN DE LA TECNICA
Básicamente, la técnica consiste en la elaboración de haces lineales de cañas que se ensamblan por pares para, posteriormente, ser curvados en el suelo y formar un arco. Este arco se "planta" después en la tierra y es arriostrado con otros constituyendo una estructura estable. Posteriormente, se pueden volver a tensar los arcos, desde la clave o punto de máxima curvatura, en un plano perpendicular al de la primera curvatura. Adicionalmente de pueden añadir haces de caña lineales, curvos o circulares que permiten añadir rigidez al conjunto, servir de estructura de reparto y formar dibujos y nuevas formas en la construcción.
La clave del sistema es la capacidad de los haces para deformarse sin romper las cañas, para lo cual es fundamental la técnica de elaboración de los mismos y su procedimiento de doblado.
Todo empieza con la selección de las cañas en el cañaveral. La caña debe ser un recurso local y no tiene sentido utilizarla si hay que recorrer grandes distancias por una cuestión de economía. Según los puristas, procede recolectar la caña en invierno, aprovechando las fases lunares (luna nueva) para que la linfa de la caña se encuentre con la menor actividad posible. Sin embargo, la recolección puede hacerse, y de hecho se hace, durante todo el año. Obviamente, cuanto más cuidado pongamos en el proceso, mayor durabilidad y resistencia tendrá el material resultante pero todos sabemos que debe haber un equilibrio entre lo óptimo y lo bueno. El criterio es estrictamente de índole práctica. Es decir, una estructura provisional, donde la caña va a quedar al aire no requiere tantas precauciones como otra que pretende tener mayor vista o durabilidad.
Las cañas que se recolectan son aquellas que tienen más de dos años, por tener su parte leñosa más gruesa y resistente, de un color verde amarillento. Las distinguimos de las jóvenes porque tienen ramas con hojas y aquellas, no. Entonces descartando aquellas cañas que no tienen ramas y que están secas o rotas, las arrancamos desde su base, flexionando y tirando de ellas hacia fuera. Este sistema es el adecuado para sacar la caña entera y permitir que, en el punto que hemos quitado la caña, crezca otra nueva. De otra forma, si cortamos la caña por su base, no podrá salir una nueva y el cañaveral se extenderá en superficie, algo que hay que considerar pues se trata de una especie invasiva que se reproduce por extensión de sus rizomas. A veces, crecen demasiado juntas y no hay más remedio que cortarlas para poder trabajar.
Una vez cortadas, las cañas se deben seleccionar por tamaños y limpiar de hojas y nudos, existiendo cinco tamaños en función del diámetro de su base T5<15mm, T4 hasta 20mm, T3 hasta 25mm, T2 hasta 30mm y T1, el resto hasta, aproximadamente, 35 mm. Siempre debemos recolectar un número superior de cañas a las necesarias para los haces, ya que no todas servirán después y, además, hay elementos auxiliares adicionales en los que utilizaremos todo lo que sobre.
Los haces se hacen partiendo de un núcleo central de siete cañas iguales en tamaño y rotación, con una en el centro, debiendo construirse cada parte del par de haces con grupos de cañas de rotación contraria. Posteriormente se procede al atado del núcleo, regruesado con nuevas cañas, y al añadido de cañas, a partir del primer metro de longitud para mantener constante el grosor del haz, ya que las cañas van mermando en diámetro según su altura crece. El añadido se realiza con un número de cañas igual al número del tamaño que se utiliza por cada metro de longitud, añadiéndose progresivamente, equidistantes y siguiendo la rotación natural del haz principal.
Los últimos tres metros del arco son los "dedos", es decir, los haces se dividen en dos partes que terminan en punta, a modo de dedos o lengua bífida, de forma que pueda esta columna ser ensamblada con su par, formando un haz de cuatro dedos contrapuestos. Para que todo case, hay que estudiar la curvatura natural de cada elemento del par de haces que vamos a unir y dividir los dedos de un haz en vertical y los de su par en horizontal. Esto va a dar la curvatura natural del arco, aquella que permitirá realizar el curvado sin roturas. Las técnicas de anudado son muy importantes, utilizándose materiales vegetales y nudos náuticos, resistentes y fáciles de remover. Una vez anudado el par de haces, procedemos a su curvado previo replanteo en el suelo de la forma del arco. Poco a poco, si hicimos bien el trabajo, las cañas van deslizando unas sobre otras y el conjunto adquiere la curvatura sin roturas significativas que mermen la resistencia de la estructura.
La técnica de plantado puede ser muy simple y económica o más compleja, en función de la durabilidad que le exijamos a la estructura. Finalmente, el arriostramiento, atado y cubrición son los trabajos que darán límites al espacio y el nivel de acabado que se desee.
Estupendo articulo sobre Canyaviva, donde hablas de pasada y con respeto sobre el Pabellón el Faro, es de agradecer, sólo decir que se demolió porque estaba planeado así de ante mano, que el Pabellón estaba previsto para construirse en 4 meses, tiempo record, pero que la constructora modifico los planes y resultados, que hay mucho desconocimiento sobre el trabajo que hicimos dentro de un marco en extremo dificil como es una Expo Internacional y sobre los increibles resultados de huella ecológica y eficiencia energética, que creo tu intuyes bien, otro dato desconocido es que el porche del faro y posteriores estructuras de Canya viva se hicieron gracias a mi ideación de las primeras columnas de caña cortadas, para poder llegar a la escala del edificio, hay fotos que muestran estos orígenes, aparte hay un libro y un par de documentales sobre el Faro. Gracias Juan Luis, un saludo.
ResponderEliminarRicardo Higueras
Un buen trabajo que merece reconocimiento, compañero.
ResponderEliminarHe incluido algunas correcciones al texto con la información facilitada por Ricardo
ResponderEliminarMuy buen articulo. Los trabajos con cañas que están realizando me parecen excelentes y muy interesantes!
ResponderEliminarSoy Arquitecto y me gustaría aprender la técnica CANYAVIVA para introducirla aquí en Argentina.
Se dan estos talleres en la actualidad?, como puedo participar?
Agradecería mucho algún contacto.
Saludos y felicitaciones por el trabajo.
Desde ya muchas gracias
ResponderEliminarEste es el blog de canyaviva.
ResponderEliminarhttp://canyaviva.blogspot.com.es/
Lo más fácil es que te apuntes a uno de los talleres y aprendas la técnica directamente (es la única manera ya que no hay nada publicado, que yo sepa).
Nosotros estamos investigando la aplicación de esta técnica con otros materiales vegetales, ya que creo que la construcción con mazos o haces vegetales puede ser muy amplia y, de lo que se trata en última instancia, es de aplicar lo que tenemos a mano. Así, otras variedades herbáceas leñosas como el bambú, el cáñamo o, incluso, el olivo pueden servirnos para esto.
Un saludo y GRACIAS POR DIVULGAR
Gracias por el articulo Juan Luis! Un saludo desde Barcelona!
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