El auge creciente de los procedimeintos y técnicas de bioconstrucción, así como el interés que despierta en técnicos y arquitectos, no se encuentra acompañado, por regla general y bajo mi punto de vista, de una adecuada orientación acerca de las implicaciones y conocimientos necesarios para que estas técnicas puedan ser llevadas a su aplicación de la forma más exitosa y eficiente posible.
No cabe duda que una técnica de bioconstrucción es más sostenible y ecológica que cualquier construcción industrializada, del mismo modo que también ha de tener una mayor eficiencia energética y resultar más ventajosa económicamente, además de resultar técnicamente sencilla y, por tanto, permitir ser realizada con menos medios y conocimientos técnicos. Es decir, quede claro que cualquier tipo de bioconstrucción es siempre ventajosa, en este sentido. Sin embargo, debido al origen tradicional de las técnicas utilizadas, existen dos efectos negativos. En primer lugar, se trata de técnicas altamente especializadas, digamos que son monotemáticas, y no suelen combinarse entre sí, lo cual impide que puedan ser adaptadas y mejoradas mediante la fusión de conceptos y técnicas en cada aplicación y caso concreto. Todas ellas presentan ventajas y desventajas y sería recomendable poder utilizar lo mejor de cada una y saber discriminar cuándo y cómo debe hacerse. Por otro lado, al tratarse de conocimientos tradicionales, muchas veces se distancian de los conocimientos técnicos ó los principios que las animan ó justifican y tienden a aplicarse indiscriminada, extemporánea y literalmente en ocasiones en que existen altenativas y serían recomendables algunas adaptaciones para mejorar el resultado. Por último, la ausencia de fundamentos técnicos, en muchos casos, lleva a que algunos problemas comunes de la construcción puedan ser soslayados o pasados por alto y acarreen consecuencias de difícil enmienda, cuando se alteran los patrones básicos por cualquier motivo. Por tanto, sería deseable que un buen bioconstructor dispusiera de una serie de fundamentos técnicos de construcción y de un abanico de diferentes técnicas para adaptar y resolver con éxito cada caso y aplicación concreta, no ciñéndose a un modelo único. Este mestizaje dará como resultado una variedad y riqueza de matices al producto final, así como alternativas suficientes al diseño sin, por ello, alejarnos del purismo de la bioconstrucción.
(*) Ejemplo de ejecución que desconecta el edificio del terreno al introducir un material aislante.
Otro aspecto importante es la necesaria consideración de lo que representa una intervención arquitectónica, en cuanto acción material de transformación de la naturaleza existente. En este caso, se limitan a una mínima parte aquellas iniciativas que consideran los efectos de la construcción sobre el lugar y los del lugar sobre la construcción. Cuando llegamos a un emplazamiento a construir debemos actuar con prudencia y respeto, ya que la naturaleza, por si misma, ha establecido previamente en este sitio un orden de las cosas y unas reglas de intercambio de energía entre todo lo que allí existe, así como una relación entre lo que hay por encima de nuestras cabezas y por debajo de nuestros pies. Cuando, por ignorancia congénita, llegamos y actuamos de forma inconsciente alterando estas condiciones, como un elefante en una cacharrería, producimos una distorsión energética poco halagüeña. Si, además, no hemos considerado las posibles influencias nocivas o geopáticas de ciertos aspectos del lugar, estaremos actuando como auténticos necios y únicamente la casualidad, como en el caso de una lotería, podrá evitar la comisión de errores graves que perjudiquen, en mayor o menor grado, a los habitantes o usuarios futuros de la construcción y al propio edificio. En este caso, la seridad del asunto es de tal calibre que merece ser considerada la necesidad de, al menos, disponer de una batería de conocimientos que nos eviten caer en errores de bulto.
Como no existe una ciencia que abarque el conjunto de aspectos que influyen en la disciplina arquitectónica, debemos dedicarnos a la ardua labor de investigación, cuestionando cualquier apriorismo en sí mismo y buscando la relación subyacente al complejo entramado de causas y efectos, entendiendo que, como todo en el universo, existe una causa primera cuya verdad esencial es lo suficientemente brillante como para iluminar el camino y permitir deshacer la madeja desde la luz original hasta la oscura densidad de la materia. A partir de aquí y sin ninguna pretensión de exclusividad sobre el dominio de la verdad, hemos seguido el camino que otros anduvieron antes, recogiendo las perlas que nos dejaron, muchas veces rodeadas de gran misterio pero siempre a la vista, para poder crear un cuerpo ordenado, secuencial y coherente de conocimientos y buenas prácticas que nos permitan entender y dar sentido a lo que hacemos. Aquellos que vibren con estas palabras pueden optar por iniciar este camino que ahora presentamos y hacerlo suyo, para mayor gloria del Arquitecto Supremo.
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Hola Juan Luis,
ResponderEliminaracabo de meterme por casualidad en este correo y veo que planteas algo parecido a lo que yo planteo y llamo Arquitectura Consciente,
me gustaría conocerte y que intercambiáramos opiniones, todavía estoy impresionada de tu enfoque y de que estemos tan cerca y no sepamos nada de nuestra existencia, por lo menos por mi parte,
esta es mi web, mírala y si quieres buscamos un momento para encontrarnos; www.k8ecoarquitectura.com y mi correo; anahi@k8ecoarquitectura.com
había olvidado pinchar en ¡¡avísame!!!,
ResponderEliminarlo hago ahora
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ResponderEliminarTrataréis también cómo puede un geobiologo trabajar la arquitectura integrativa? Gracias.
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