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viernes, 23 de agosto de 2013

REFLEXIONES SOBRE ALQUIMIA, ARQUITECTURA Y FÍSICA CUÁNTICA

Los meses veraniegos favorecen esas divagaciones que invaden la mente cuando intentamos, simplemente, no pensar en nada. Esta parece ser una demostración de lo que, de antiguo, defendían todas las tradiciones esotéricas orientales y occidentales y es que "el vacío está lleno". Basta tener una pregunta, algo que nos intriga y pretender no pensar en nada... en este momento ya hemos sintonizado un canal y todo lo que tenga relación con ello ¡va a llenar los huecos que intentamos crear! Mi "preocupación" giraba en torno a cómo transmitir ideas complejas con palabras sencillas, pocas y que, además, tuvieran cierto sentido para quien se aproxima a estos temas. La respuesta me dejó tranquilo. Es imposible, hay cosas que no pueden ser expresadas en palabras, así que no hay de qué preocuparse. Pero hay un lado positivo. Cada palabra que lees es una semilla y una semilla únicamente germina cuando es su momento y su lugar (espacio y tiempo) de modo que, si mis palabras no te llegan no es por una razón externa (exotérica) sino interna (esotérica). La tierra fértil es un conjunto de significados complementarios que activen esta semilla y son diferentes para cada indivíduo en función de su propia experiencia vivida, creencias, inquietudes e influencias de todo tipo. Tengamos en cuenta, además, que sólo quien busca, encuentra. Por otro lado, no alcanzo a ver más que fragmentos dispersos del conjunto, a partir de los cuales, he construido una visión holográfica de la realidad que, obviamente, no es completa ni perfecta, únicamente una visión de la realidad que deseo compartir.

El objetivo no es (o, al menos, no únicamente) de carácter técnico, ni cultural, ni anecdótico, ni crítico, estos son únicamente ingredientes de un guiso, un "guiso alquímico" (en PNL se insiste en que "el mapa no es el territorio"; en nuestro caso, "el arroz no es la paella" puede ser equivalente). Únicamente espero que  estas líneas alimenten espíritus inquietos, lo demás es irrelevante. Si una palabra produce un efecto y germina de alguna manera (la que sea) ¡por algo será! no le demos más vueltas; si no sucede, también será por alguna razón. Así, como mandan los cánones de la buena construcción, vamos dando una de cal, para conseguir cohesión y aglomerar las partículas de arena que vienen en la siguiente pala y proporcionan resistencia y estabilidad a la argamasa.

"sabiduría"

Suelo remontarme a las tradiciones antiguas porque contienen el origen del conocimiento o, mejor, de la sabiduría de la humanidad (sabiduría = Conocimiento, que no es igual que conocimiento). Quien sepa y quiera entender, podrá darse cuenta de que todas las culturas y religiones (antiguas) hablan de los mismos conceptos, con diferentes maneras de expresión, y que la ciencia moderna recién empieza a poner forma matemática a éstos, lo cual no es sino un punto de vista diferente para conceptos iguales y NO conceptos diferentes. Lo que podría resultar más inquietante es saber de qué manera adquirieron estas culturas, sea la asiria, la egipcia, la hebrea, la griega, la maya, la hindú, la hopi, el chamanismo ancestral de todas las culturas, la islámica o la antigua china, por poner algunos ejemplos, este conocimiento tan preciso y profundo cuando nuestra cultura "superdesarrollada" tecnológicamente del siglo XXI no alcanca más que balbuceos o atisbos superficiales y es incapaz de ver el conjunto del "problema" ni de lejos. No obstante esta limitación tan obvia, la mal llamada "ciencia moderna" se jacta de hallarse revestida de un poder legítimo per sé para discriminar la verdad, cuando siquiera tiene una silla donde asentarse ya que sus "verdades" nunca fueron tales sino "modelos" ad hoc ó paradigmas que van cambiando según las modas o corrientes de pensamiento que más "convienen" a cada época ó, mejor, a los intereses que dictan tal suposición, que también los hay. Esto, tal vez, fuera compasivamente tolerable si procediese de la ignorancia o la ceguera de quienes se arrogan tal potestad sobre el "conocimiento" (ajeno) y no de quienes (como es el caso), conociendo la verdad, la niegan y ocultan al resto, promoviendo  ignorancia y confusión desde las universidades, los estamentos oficiales y los medios de comunicación de masas. Dura y solitaria es la tarea del buscador y, sin embargo, hay esperanza pues el camino se irá revelando a los pies de quien anhele en su corazón saber, del mismo misterioso modo que les ocurrió a nuestros antepasados, al menos en eso creo firmemente (por experiencia propia), sin que exista ninguna barrera externa que pueda impedirlo (si es que así está escrito que suceda).



Pero ¿qué tiene que ver todo lo anterior con el título de este artículo? Estamos utilizando, en cierto modo, recursos alquímicos, el triángulo y la analogía, donde los tres vértices muestran, primero, el conocimiento antíguo, que miraba hacia atrás para obtener su fundamento operativo (tesis) luego, lo moderno que niega el pasado y se proyecta únicamente hacia adelante (antítesis) y, finalmente, el objeto de discusión donde debe producirse la síntesis. Como de costumbre, me limitaré a provocar a los inquietos y no dar recetas ni soluciones ya que es mérito de cada cual encontrar su camino (no por cicatería), pues lo que a uno vale puede no ser de utilidad a otro y solo quien prueba, sabe (saber tiene la misma raiz que sabor y "saborear" es una experiencia individual). Además, nunca un buen alquimista aprendió o enseñó algo directamente y por tanto no seré yo, pobre ignorante por añadidura, quien pretenda otra cosa. Lo mismo ha ocurrido en todas las tradiciones antiguas. El Conocimiento de lo real no lo encontrarás en un bazar o en un libro, ni mucho menos aquí, sino en tu interior.


La Alquimia basaba su eficacia en tres pilares complementarios, la observación, la contemplación y la meditación sobre la naturaleza de los fenómenos, por una parte, la experiencia personal y el esfuerzo continuado por otra y, finalmente, la revelación trascendente o transmutación tanto en el experimento como en el experimentador, materia y espíritu. El objeto de la Alquimia fué siempre la transmutación de lo grosero en sutil y de ésto en esencia pura, actuándose de forma simultánea (y necesaria) tanto en la obra como en el operador de la misma, de ahí su inaccesibilidad o hermetismo para el profano. Entender la naturaleza del cosmos y nuestro papel dentro de este sistema, a la vez infinitamente complejo e infinitamente simple, no es cualquier cosa y, a su lado, hacer perder peso molecular al plomo es, literalmente, cosa de niños, una simple cuestión mnemotécnica o metafórica para entender lo real, el sentido de nuestra existencia, poder y naturaleza divinos. El sentido de todo esto es, pues, encontrar el propio camino a través de la práctica (profesional en este caso) y para ello deberemos, siguiendo el proceso alquímico, quemar y calcinar creencias, observar la naturaleza, reducir las leyes, sublimar esfuerzos, fermentar de forma contemplativa, pudrir las enseñanzas de los libros, destilar y filtrar información en un continuo proceso de aproximación a la esencia transmutadora, piedra filosofal de la arquitectura que permita que toda obra que la contenga sea sagrada.


Una de las premisas, tal vez la más trascendente a la vez que poco asimilada, de la física cuántica es la influencia de la conciencia del observador de un experimento en el resultado del mismo, de manera que las expectativas del primero son capaces de alterar dichos resultados. Es decir, existe, de forma reconocida por la ciencia universal, un campo de conciencia individual capaz de interferir y alterar la realidad manifiesta. Por otro lado (o por el mismo lado) también es reconocido que existen campos de conciencia colectivos (K.G. Jung) y que la humanidad, en su conjunto, posee el suyo propio, así como todas las espacies, la propia Tierra, etc. No es difícil inferir una necesaria conexión entre los campos de conciencia individuales y colectivos aunque ésta se desarrolle, normalmente, a nivel subconsciente o inconsciente (Teoría del centésimo mono, entre otras muchas evidencias). El problema de nuestra incapacidad para establecer este tipo de comunicaciones (que nuestros ancestros cultivaban) es una simple cuestión de desarrollo de la sensibilidad necesaria, facultad innata que poseemos y que podremos activar limpiando de escoria nuestros canales de percepción y cultivando la atención (empoderamiento). Aquí, lo de menos es el "como"; lo realmente importante es el "qué", de modo que mi propuesta es tan válida y eficaz como cualquier otra, mientras sepamos a dónde queremos ir, ya que todo proceso alquímico funciona del mismo modo y éste es uno más.


Lo último en física (o lo penúltimo) es la teoría del campo unificado, perseguida por unos y otros. Para quien no esté al corriente, existen leyes físicas que funcionan de diferente modo en lo "macro" de la materia que en el nivel atómico o de partículas y un hueso difícil de roer que es el funcionamiento de la fuerza de la gravedad, no en cuanto a sus efectos sino en cómo se origina y porqué. La TCU persigue unificar con leyes comunes las cuatro fuerzas conocidas, las nucleares (fuerte y débil), la electromagnética y la gravedad. Obviamente, los modelos o paradigmas científicos son útiles únicamente en tanto pueden corresponder con las observaciones que se realizan y, como estas observaciones difieren en el mundo macro y micro, simplemente existen modelos diferentes, por supuesto erróneos, por ser incompletos. Así, esta TCU es una especie de santo grial científico (con permiso de la "santa" madre iglesia). Uno de los puntales de la TCU tiene que ver con la fractalidad, la geometría y la existencia de tres tipos de materia (materia, antimateria y materia oscura) así como el descubrimiento de que los electrones no circulan en órbitas, tal como se pensaba, sino que realizan movimientos espirales sobre la superficie de un toroide, movimientos de implosión y explosión, que permiten que la espiral que se abre sobre la superficie del mismo (explosión) cuando llega al ecuador empiece a comprimirse (implosión). Este movimiento de implosión - explosión se produce gracias a que la organización del átomo se desarrolla en cinco niveles anidados geométricamente, curiosamente al parecer, conservando la estructura de, lo que llamamos en geometría sagrada, la estrella madre o anidamiento fractal del los cinco sólidos platónicos... que nos remiten de inmediato al origen de los tiempos, de ahí su importancia. Esta somera exposición cierra el círculo de los ciclos temporales y da coherencia y peso específico a la antigua alquimia, un simple ejemplo del nivel de conocimiento que se poseía de antaño y una explicación de la posibilidad real de transmutación de la materia y el espíritu que forman parte de un tándem inseparable. La Alquimia es mucho más que la química, mucho más.


Ahora bien, en relación con la arquitectura ¿que nos aporta esto o de qué manera podemos aplicarlo? Pues, sencillamente, si tomamos como premisa que materia y energía son una misma cosa (E=mc2), que toda la materia y la energía responden a patrones geométricos para organizarse, tanto a nivel macrocósmico como microcósmico, y que existen leyes geométricas que permiten que los campos de energía se estructuren de tal manera que favorezcan la vida orgánica o bien que la perjudiquen, entonces, como geómetras que somos (o eso se supone) sí deberíamos tener un papel importante por cuanto a la responsabilidad social que nos corresponde. De modo que más valdría que dejáramos de cultivar la ignorancia procedente de las universidades o estamentos oficiales y, como alquimistas, busquemos con ahínco el verdadero Conocimiento con nuestro propio esfuerzo e intención, medida con la cual cada uno obtendrá su recompensa.