Antes te echaba de menos ... y ahora te echo de más, exactamente como canta el maestro Kiko Veneno, pero al revés.
Hace poco más de un par de décadas que asistimos atónitos a la irrupción generalizada de la tecnología informática y la recibimos como un niño a unos zapatos nuevos. Nos aportó mucho y bueno a nivel de gestión, productividad, cálculo, diseño, economía y capacidad de respuesta, pero ahora nos vemos enfangados en las consecuencias derivadas de su mal uso. A mi modo de ver fundamentalmente dos, en primer lugar, una dependencia excesiva de la tecnología, a todos los efectos, que nos impide dar un solo paso sin contar con ella y, por otro, la pérdida del oficio de base del arquitecto basado en su contacto con la realidad, el conocimiento de las técnicas tradicionales y las habilidades manuales de expresión para abarcar cualquier problema de forma simple y directa. Los organismos reguladores de nuestra actividad se han encargado, además, de hacernos gastar el tiempo ganado por este lado con el empleo de la tecnología en el cumplimiento de nuevas normativas, formularios y adición de documentos justificativos para lo que, a su vez, necesitamos nueva tecnología. El resultado es que nos estamos volviendo esclavos de la tecnología y ella nos controla ya de forma evidente, tal como expresa, metafóricamente o no, la película The Matrix.
Es evidente que no podemos ni debemos renegar de lo tecnológico, pues nos aporta múltiples beneficios, pero tampoco debemos pensar que es la solución a todos nuestros problemas por que no es cierto y puede que ello nos llevara a un camino sin retorno.
Desde una perspectiva integrativa, la tecnología debe ser empleada y desarrollada en beneficio del planeta como primer objetivo y, en la medida que se cumpla este, facilitando las acciones que permitan al ser humano su actividad en armonía y respeto consigo mismo y con el resto de seres que lo habitan.
Por ello, uno de los principales objetivos de la tecnología es el desarrollo de energías respetuosas con el medio ambiente, cosa que no ocurre con la que produce la electricidad que consumimos ni aún con las pretendidamente energías renovables que, en realidad, no son tales.
La tecnología en el desarrollo de nuevos materiales.
Dado que los desarrollos científicos aportan un conocimiento de algunas leyes de cierta complejidad referentes a las condiciones bióticas de los materiales, deberíamos desarrollar tecnologías a partir de estos materilaes y crear nuevos materiales técnicos que cumplan las condiciones de fractalidad estructural que facilitan la vida, por ejemplo, en lugar de productos industriales absolutamente nocivos como los sintéticos, los plásticos, el acero o el aluminio, etc. Nuevos materiales pueden ser desarrollados para usos estructurales a partir del carbono, por ejemplo, a unos costes económicos con el desarrollo tecnológico adecuado, así como sistemas de producción de piezas de cualquier forma y tamaño sin necesidad de mecanización. Estas tecnologías suponen un cambio radical de los sistemas industriales actualmente vigentes, basados en la producción de planchas y perfiles mecanizados que emplean tecnología obsoleta. Se hace imprescindible aplicar masivamente las nuevas tecnologías y centrar todos los esfuerzos en desarrollarlas.
La tecnología aplicada al diseño.
La ciencia ofrece métodos de análisis de las formas geométricas que demuestran que la fractalidad es una cualidad deseable en torno a los sistemas vivos. Apartir de estos principios existen múltiples posibilidades de conseguir un espacio fractal. El primero y más sencillo, consiste en utilizar las series fractales más conocidas o los sólidos platónicos y sus combinaciones pero también podemos utilizar la tecnología para simular formas de diseños complejos a partir de las leyes naturales de generación de formas biológicas, lo cual nos puede aproximar mucho a obtener como resultado una forma armónica y resosonante a nivel fractal con una elevada capacitancia de carga. En este caso podemos utilizar sistemas de simulación de crecimiento biológico a la arquitectura, como hace el arquitecto Michael Hansmeyer, por ejemplo. Esto sería un uso adecuado de la tecnología. Para los usos inadecuados, existiría una lista tan larga que la excepción anterior vendría a confirmar su generalización, basta echar un vistazo a las revistas de arquitectura.
De lo anterior, podemos concluir que un diseño adecuado con materiales adecuados son áreas en las que la tecnología puede proporcionar un tremendo impulso evolutivo en favor de una ARQUITEECTURA INTEGRATIVA.